Análisis

Elecciones 2023. ¿La hora de los que no tienen nada que perder?

A pocos días de las elecciones de 2023, un análisis de los votantes de los tres tercios que componen la escena.

17 de octubre DE 2023

por HERNAN VANOLI

Fotografía: Pexels

El estudio al que vamos a referirnos se basa en una encuesta a nivel nacional con aproximadamente 8400 casos en todo el país, una de las más robustas de las que están circulando en la actualidad. La misma fue realizada en un período de tiempo en el cual el dólar blue llegó sólo a $ 800. El campo de la misma se cerró recién horas después del “caso Insaurralde”.

Dejando en claro estas condiciones, en proyectamos indecisos de acuerdo a resultados de elecciones anteriores. En las aperturas posteriores decidimos conservar el porcentaje de indecisos original, que es de un 10,1%.

Intención de Voto

Nivel Nacional

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Sin embargo, a la hora de mirar en detalle las aperturas de los votantes de acuerdo a ciertas variables sociodemográficas, se puede percibir que la confirmación de la elección de «tres tercios» -o de dos tercios y un cuarto- lleva en su interior, más allá de los votos ideológicos y las fracturas políticas y tal como vienen señalando diferentes antropólogos y analistas, un nuevo tipo de fractura social entre aquellos que, mayoritariamente jóvenes y mayoritariamente varones, se hallan por fuera de las articulaciones institucionales propias del siglo XX y, en los términos del capitalismo industrial, parecen «tener poco que perder». Son los votantes de La Libertad Avanza y su candidato Javier Milei, cuyo perfil es de una naturaleza bien diferente a la de los votantes de Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio, quienes más allá de sus confrontaciones discursivas cada vez son más parecidos entre sí cuando se miran ciertas variables estructurales en detalle.

Los votantes de LLA son preponderantemente menores de 40 años, con una abrumadora mayoría de jóvenes entre 16 y 25 años. Como puede verse en las aperturas que siguen, pocos de ellos poseen empleo formal, muchos son inquilinos o no poseen un hogar propio, abundan los desocupados y todos aquellos que día a día salen a la calle en busca de su pan, como los gauchos que antaño recorrían el territorio nacional.

Por el contrario, los votantes de Patricia Bullrich parecen ser un espejo inverso: la candidata de Juntos por el Cambio se hace fuerte en la población de adultos mayores de 70 años, entre los cuales posee casi un 50% de intención de voto. Son propietarios, de nivel socioeconómico más alto. Dueños de empresas o de emprendimientos. Y también de un antiperonismo silverstre.  

Unión por la Patria, por su parte, empieza a elevar su intención de voto aproximadamente a partir de los 40 años. Se trata, en términos relativos, de una población envejecida. Con trabajo en blanco, que vive en el confort, y que al igual que los votantes de Myriam Bregman dan un alto contenido ideológico a su voto. 

Un detalle no menor es que la mayor porción de los indecisos es sociodemográficamente parecida a los votantes de La Libertad Avanza.

 

Los votantes de Unión por la Patria y de Juntos por el Cambio son sociodemográficamente parecidos

Resetear Sí, dolarizar no tanto

Lo que parece «agrietar» la elección del 22 de octubre no es tanto la supuesta discusión ideológica, ni el voto bronca o castigo hacia el oficialismo, si no más bien un impulso de aquellos que tienen poco que perder y viven por fuera de las instituciones del siglo XX a «resetear» el sistema. 

Resetear no es lo mismo que incendiar, ni dar un salto al vacío, ni tener bronca: resetear es hacer un movimiento rápido y contundente que permita barajar y dar de nuevo. El reseteo surge del hartazgo y tiene consecuencias inciertas (no se sabe qué información se perderá) pero es un impulso hacia el cambio, hacia un nuevo inicio. 

Los cuadros que siguen muestran las principales motivaciones a la hora de elegir un nuevo presidente dentro de nuestra muestra que, como dijimos, tiene aproximadamente 8400 casos a nivel nacional. 

El driver de voto preponderante en el electorado es el cambio: el 47,4% de los votantes votará a aquel candidato que inspire la sensación de “que las cosas cambien radicalmente de una buena vez”. Se podría decir que tanto en esa opción como en aquella que “quiere un presidente razonable” (21,6%) las cuestiones ideológicas no tienen un peso significativo. Juntas, estas opciones suman un 69%.

El voto por valores, el clásico, el ideológico, apenas cosecha poco más que un cuarto de las opciones, con un 27%. El voto específicamente contra el oficialismo cosechó apenas un 3,5%.

Estos son los límites del “voto bronca”: no es para terminar el gobierno de una coalición específica.

Es un voto de reseteo con deseos de vivir mejor. Lo más pronto posible. Nadie quiere esperar.

 

¿Qué es lo más importante a la hora de elegir tu candidato a presidente?

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En aquellos que dicen optar por Javier Milei, el deseo de un cambio radical trepa a un 75%. Pero esta opción también supera al 40% en votantes de Bullrich, en los de Schiaretti, en los anuladores o blancos y en los indecisos.

Los votantes de Milei no son entonces “ideológicos”: solo un 15% de sus votantes dice compartir sus valores, mientras que en el general esa categoría cosecha un 27,5% de las opciones. No hay un marcado sesgo anti oficialista entre el pueblo de LLA.

Entonces, más que “bronca” –cuando se vota en contra- lo que parece suceder es que el otro ya no cuenta, es casi indiferente, se busca algo nuevo y superarlo. Resetear la máquina, acaso más allá de lo razonable.

Massa y Bregman son los que cosechan un voto más “valorativo” o ”ideológico”: ambos sobreperforman esta categoría por encima de los 40 puntos (cuando los “Valores similares” representan un 27,5%).

Bullrich casi triplica el voto anti oficialista dentro de sus electores, con un 8,8% frente a un 3,5% de media general. Pero no descolla en ninguna de las otras categorías.

Entre aquellos que anulan y los indecisos, el deseo de que las cosas cambien radicalmente de una buena vez es más alto que en todos los candidatos salvo Javier Milei.

 

La dolarización, sin embargo, no parece optar de un consenso amplio. Y representa una grieta de nuevo tipo. 

Los votantes de Javier Milei son el núcleo duro del apoyo social a la dolarización (casi un 80% de sus votantes la apoyan).

Los de Massa son el núcleo duro de los que se oponen (un más de un 75%).

Esta parece ser la nueva grieta entre minorías intensas. Por eso, parece un elemento importante pero no suficiente para decidir la elección.

Luego, de los votantes de Bullrich, y si bien un 53% dice estar en contra, más de un 20% la apoya y más de un 27% no lo sabe.

Entre los indecisos y aquellos que votarán en blanco, las dudas sobre la dolarización son mayores (en ambos casos el “no sé” supera el 30%), pero la tendencia es a estar “en desacuerdo” o “muy en desacuerdo”.

 

Pero, ¿Qué es la dolarización en la cabeza de las personas que respondieron esta encuesta? Para profundizar en esta cuestión decidimos otorgar un nuevo set de opciones, que se vinculasen menos al acuerdo o al desacuerdo que a la sensación que generaba la medida. 

De acuerdo a esta repregunta, para los votantes de Milei, que la apoyan en más del 87%, parece ser la simplificación de la vida. Los convencidos llegan al 52,1% de los votantes de LLA.

Para los votantes de Massa, que la rechazan en más de un 90%, parece ser el fin del mundo en el que añoran vivir. Los plenamente convencidos de sus efectos negativos son, en el anverso de los de LLA, un 52,9%.

Tanto los votantes de Bullrich y el resto de las fuerzas políticas, ante la incertidumbre de los efectos de la medida, se orientan a defender la moneda nacional en valores de aproximadamente un 40% (que asciende a un 50% en los indecisos). El vector de la defensa de la patria parece mostrar un peso notable.

Un tercio de los indecisos, sin embargo, señala que “se podría probar”. Esto parecería indicar que son una población sui generis. 

Los que, en última instancia, decidirán.

 

¿Con cuál de estas frases sobre la dolarización estás más de acuerdo?

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Un tercio de los indecisos señala que "se podría probar" con la dolarización, pero la mayoría no parece estar de acuerdo con la medida

BREVE CONCLUSIÓN

Los bloques sociales que se enfrentan en esta elección tienen más que ver con sensibilidades que con ideologías.

Con el deseo de un cambio radical y de individuos atomizados y desinstitucionalizados que ya están hartos del statu quo. Y desean que este cambio suceda rápido.

Tienen la esperanza de un mundo más simple y con certidumbres para la competencia.

Un mundo cuyas jerarquías estén establecidas por el mérito individual y no por corporaciones.

Lejos de la vieja argentina igualitarista y estado céntrica. Lejos del republicanismo y de la retórica ideologizada.

En este plano, la dolarización no termina de convencer a las mayorías. Principalmente por el deseo de defensa de la moneda nacional.